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miércoles, 19 de julio de 2017

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Me gustan las personas que cumplen sus promesas, esas qué dicen que nunca te van a dejar, y las miras y sabes que lo dicen de verdad, y te lo demuestran con hechos todos los días, en los días buenos y en los malos. Porque si se es capaz de hablar para hacer una promesa lo mínimo es cumplirla, pero cumplirla con hechos que son los que dan valor a esas palabras. También me gustan las personas que sin tener que prometer nada, no te fallan, siempre están ahí para ti, para invitarte a un café caliente en los días fríos y a un gran cubata los días de verano, la cosa es que no nos premian con su invitación si no con su compañía. Yo me siento tan afortunada de tener personas así conmigo, que con tan solo mirarles a los ojos sé que haga lo que haga siempre van a estar conmigo apoyándome incondicionalmente. Y es bonito pensar al final del día todo lo que gano teniéndolas conmigo.

viernes, 30 de diciembre de 2016

Magnitud física fundamental

Esta magnitud física no es más que el tiempo al que todos estamos atados a lo largo de la vida. Y es que nos preocupamos más de esta medida y de no llegar tarde, que de disfrutar del momento.
El tiempo se pasa, nos creemos que tenemos todo el tiempo del mundo para hacer lo que queremos, o para estar con quién queremos que lo vamos dejando pasar, porque total ya habrá un día en el que lo haré. Pero de lo que no somos conscientes muchas veces es de que este tiempo se acaba, y muchas veces nos arrepentimos de no haberlo aprovechado lo suficiente estando con las personas que se lo merecen o con las que para ti son importantes; porque esa es la palabra, importante. Hay que decir lo que sentimos y demostrarlo, aprovechar cada minuto, cada segundo y hacer de esto lo mejores recuerdos. Tu tiempo tiene que estar dedicado a lo que tú quieres en cada momento: irse de viaje al lugar más lejano del mundo, sentir el aire fresco, acariciar los aromas,.., en estos instantes no es necesario mirar el reloj porque el momento lo merece.
Nos tenemos que olvidar de las necesidades y poner por delante lo importante, y para llegar a esto hay que saber priorizar; ¿y qué es priorizar? Es poner por delante a las personas que están contigo siempre, que te apoyan, qué te quieren, a las que tú quieres que estén contigo siempre, a las que te hacen ser mejor persona, las que te ayudan a crecer,...;porque cuando las prioridades están claras, las decisiones son sencillas.
Perder el valioso tiempo que digo yo, con personas insignificantes o incluso en momentos que no vas a recordar no merece la pena, porque esta magnitud no da para todo, y a veces es demasiado corta. Por lo que lo único que me queda por decir, es que el tiempo hay que aprovecharlo, vivir, viajar, soñar, compartir, saber compaginar las cosas, saber elegir y saber a quién quieres tener a tu lado compartiendo un café en una mañana fría, paseando por la playa al amanecer o bailando bajo la lluvia, en los momentos duros y en los no tan duros.
Y es que el tiempo se mide en momentos, y yo quiero tenerlos todos con las personas que me aportan, que sé que quiero tener en mi vida y que se merecen estar en ella, porque hoy por hoy ya he aprendido a valorarlo y a no dejar las cosas para "más tarde" porque a veces este más tarde simplemente no llega.
Hay que hacer lo importante en el momento preciso, porque lo necesario puede esperar.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Algo llamado amor

Muchas veces, me pongo a pensar y me pregunto, ¿y qué es el amor? Para mí nada lo explica mejor qué despertar por la mañana y ver a tu lado dormir a la persona que quieres, y no poder dejar de mirarle ni un instante; acariciarle el pelo y darte cuenta que no hay mejor sitio dónde quieras estar porque ahí delante tienes todo lo que necesitas.
Encontrarte entre sus brazos y sentir que estás protegida y que nada te puede hacer daño, que él está ahí para cuidarte, y al mismo tiempo para hacer que te sientas segura. Es dónde quieres estar un día frío de invierno, es el primer día de verano después del duro curso, es el olor de un café recién hecho, o el olor de la hierba recién cortada; en definitiva, es uno de los pequeños grandes momentos de la vida.
También, es sentirte apoyada tanto en las cosas buenas como en las malas, que alguien está contigo para ayudarte a superarte y a ser mejor en lo que haces. Y por supuesto, que se sienta orgulloso de la mujer que eres y valorarlo, y valorarte. Qué te respete, y qué no te quiera cambiar porque contigo es lo suficientemente feliz. Qué no se acaben las ganas de vernos, sacar un hueco de cinco minutos hasta en los días con menos tiempo. Poder confiarle todo sin miedo de que te pueda juzgar, porque solo está ahí para escucharte y ayudarte. Darnos besos entre sonrisas, hacer tonterías y reírnos sin parar, porque lo más importante de todo es que que te haga feliz. Y no hablemos de las mariposas que revolotean en mi estómago cada vez qué le voy a ver, como si fuera una niña pequeña esperando la noche de reyes; y joder, menuda sensación más especial. Y es que he de decir qué a veces me pongo hasta un poco nerviosa como si fuera la primera vez, y es que nada ha cambiado. Quédate con quién te haga sentir eso, aunque no te prometo que todo vaya a ser tan fácil; a veces pasan cosas que se escapan de tu control y no se puede evitar algún enfado. Pero he de decir, que si esa persona es con quién tienes que estar, lucharás y luchará porque todo vaya hacia delante, no dejarás que el orgullo gane. Además, en estos momentos te das cuanta de lo mucho que lo quieres, aunque yo soy de las que piensa que no hace falta que pasen cosas malas para que te tengas que dar cuenta de eso.
Y qué te trate bien, y qué te haga sentir como en casa, porque al final lo más importantes es que sepa como llevarte, porque lo que se te queda y lo que te enamora son las mil cosas que hace por ti. Todos los momentos en lo que te hace sentir especial y diferente, aunque sean pequeños, a su lado son grandes.

sábado, 22 de octubre de 2016

La oscuridad en redes sociales

Las redes sociales están tan presentes en nuestro día a día, que incluso podría decir que hacen que nos olvidemos de las cosas importantes de la vida. Vivimos pegados a una pantalla la mayoría del tiempo; parece que nuestro mundo gira entorno a un móvil y cuatro conversaciones junto con cuatro palabras que necesitamos ver todos los días; en vez de necesitar oírlas. Basamos las mejores conversaciones e historias en unos cuantos mensajes, sin darnos cuenta que merecería más la pena contarlas con unos cuántos amigos en vuestro sitio favorito. Llegamos a desgastar tanto los mensajes, que cuando te encuentras a tu mejor amiga por la calle ya no te queda de que hablar, porque hace un momento se lo has contado todo por whatsapp; prefiriendo antes eso, que haberlo hecho sentadas tomando un café. Y todo esto sin contar, que perdemos más tiempo enviando mensajes que mirándonos a los ojos.
El móvil nos absorbe de tal manera que dejas de lado la cosa más importante solo para contestar a un simple mensaje o mirar una aplicación; ya sea en una cena familiar con personas que no ves hace años, o con la persona que quieres estar en cada momento del día, no importa qué sea, siempre decidimos que es más importante el móvil.
Nos escondemos a través de conversaciones irreales, pudiendo mantener relaciones a través de una pantalla sin tan siquiera luego poder decir ni mirar a la cara a esa persona. Las relaciones se encuentran atrapadas en este bucle en el que es más importante un leído, que quedar para contar todo lo que te ha pasado en tu día. Y bueno, las sonrisas, qué decir de las sonrisas, lo más bonito que existe nos lo estamos perdiendo, no puedes ver como tu amiga se ríe cuando la cuentas el ridículo que hiciste el otro día cayéndote en medio de la clase. Y qué decir de los besos, abrazos y caricias, eso que no se puede transmitir ni hacer a través de la pantalla. A veces a personas le es suficiente cuatro palabras bien dichas por la otra persona mientras esta se esconde detrás de un móvil; cuando las que de verdad importan son las que se dicen a la cara y mirándose a los ojos. Y los hechos, es muchos mejor una llamada, algo que se está perdiendo, porque por lo menos en mi cumpleaños ya casi más personas de mi familia me felicitan por whatsapp con vídeos y mensajes, que mediante esas llamadas tan incómodas qué me hacían (y supongo que a todo el mundo) en las que no sabía de qué hablar, y he de decir que yo las echo de menos. Y qué mejor que tu novio se presente en tu casa de improvisto con un ramo de flores o con una bolsa de comida para llevar cuando estás de bajón que con cuatro palabras sin sentido dichas a través del móvil.
Y he de decir, que sí, estos avances están muy bien para relacionarte con personas que están lejos y no ves todos los días, pero acaban distanciándote de las que tienes cerca y a veces de las más importantes para ti.
Visto lo visto las mejores cosas se están perdiendo por esto, pero a mí no me gustaría que acabaran despereciendo del todo, porque finalmente, los pequeños detalles son los que marcan la diferencia y para mí son estos; a veces tan insignificantes que no te paras a apreciarlos pero que cuando desparecen, los echas de menos.